Un suspiro de alivio dio vuelta en toda Europa y sobre todo en las instituciones europeas en Bruselas este domingo. Ganó el europeísmo del joven Emmanuel Macron contra el euroescepticisimo de Marine Le Pen. Venció la esperanza. Francia vive su momento Obama 2008.


Ahora el país debe mirar hacia adelante. El próximo obstáculo, en sólo seis semanas, son las elecciones parlamentarias. Los resultados serán cruciales para que el nuevo presidente pueda gobernar con un mandato firme y un primer ministro de su elección.

Además, a Macron le toca levantar la moral y revitalizar la economía francesa lo más antes posible. Dos años de terrorismo yihadista y varios años de problemas económicos y alto desempleo han desgastado la paciencia de los franceses. Los problemas le han caído de perilla a los populistas de derecha que los supieron explotar sobre todo en el área rural, pero también entre la gente desempleada.

No olvidemos que un porcentaje considerable sí votó por el partido Frente Nacional de Marine Le Pen. Lograr satisfacer a aquellos que votaron por Macron, a la vez que quitarles el miedo y la desconfianza a los que se decidieron por la extrema derecha, no será fácil. Fue muy positivo que Emmanuel Macron prometió de entrada ser un presidente para todos.

También es una sorpresa agradable que un candidato claramente a favor de la Unión Europea haya tenido tal éxito. Parecido al caso del presidente Trump, este joven francés de 39 años, trae poca experiencia política. Sin embargo, esto no ha sido visto como defecto, sino como virtud, en ojos de los votantes. La decepción con los políticos de carrera parece ser internacional.

Los franceses, expertos en huelgas y marchas, como los bolivianos, no le darán mucho tiempo de respiro al nuevo presidente. En poco tiempo tendrá que mostrar resultados, mejorando la economía del país. También en materia de seguridad y defensa urgen soluciones. Ningún otro país europeo ha sufrido tantos ataques terroristas en los últimos años. Lo cierto es que si hay alguien que ha sabido aprovechar la interconectividad y la libertad de movimiento en Europa son los terroristas, en su mayoría de origen europeo. Por lo tanto la respuesta al reto del terrorismo debe y sólo puede ser europea. Es prioritario combatir las amenazas a la seguridad sin restringir las libertades de los ciudadanos.

Otro aspecto interesante de la presidencia de Emmanuel Macron  será descubrir qué significa la política de un movimiento que rompe con la tradición de ser de izquierda o de derecha. La ideología del movimiento En Marche (en marcha), es descrita por muchos como social-liberal, aunque ellos prefieren no ser encasillados. Si este experimento, por así decirlo, funciona, podría ser de alta relevancia para otras partes del mundo, en las que la decepción de las ideologías del siglo XX es cada vez mayor.

Esta votación fue, sin duda, clave para la Unión Europea. Una vez hayan pasado también las elecciones en Alemania en septiembre, la Unión debe concentrarse en reformarse, lograr conectar con la población y afrontar los retos que aún se vienen. Los resultados del sufragio en Francia, más los de los comicios recientes en Holanda y Austria, dan esperanza. Parece que por fin las fuerzas moderadas en el viejo continente están despertando.

Mientras tanto, Emmanuel Macron no se puede dar el lujo de decepcionar. Con cada elección presidencial Le Pen/la ultra derecha se acerca más y más al Palacio del Elíseo. Si no le va bien a Macron en su primer mandato, el populismo seguirá en auge y el 2022 la pesadilla de una presidenta Le Pen aún podría hacerse realidad. Esperemos que no. ¡En marcha Francia!

Gabriela Keseberg Dávalos es politóloga, fue alta asesora política del vicepresidente del Parlamento Europeo. @gkdavalos

Fuente original: Página Siete, Bolivia.

De mi columna: Mundo en transición

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